Las peregrinaciones evocan nuestro caminar por la tierra hacia el cielo. Son tradicionalmente tiempos fuertes de renovación de la oración. Los santuarios son, para los peregrinos en busca de fuentes vivas, lugares excepcionales para vivir “con la Iglesia” las formas de la oración cristiana. (CIC 2691)
El Jubileo nos llama a emprender un camino personal de conversión, y a reconciliarnos con Dios. Las peregrinaciones son una herramienta hermosa de la Iglesia para facilitar este camino. Cuando viajamos, no sólo cambiamos de lugar, sino que cambiamos también nosotros mismos.